He visto a un soldado, que en su mano
empuñaba una rosa de libertad,
y en sus raices de cubano
fluia una sabia de igualdad.
He visto en los senderos de antaño
huellas invertidas que florecen,
y en su estela de estaño
nuevos colores se mecen.
He visto en el espinoso muro
compungido por su historia,
un grito hondo y puro
que se abre paso con su memoria.
He visto un corazon exiliado
rejuvenecer sin su cadena,
y a un pueblo extraviado
liberarse de su condena.
He visto a la serpiente sin cabeza,
enterrarse en la tierra
removida de aspereza
por las tumbas de su guerra.
He visto una espada enfundada,
y fundirse una coraza
sobre una patria liberada
de la mano que atenaza.
He visto una espada enfundada,
y fundirse una coraza
sobre una patria liberada
de la mano que atenaza.